por Horatius D'Omeros
En el ecuador del siglo XX, en una entrevista para una cadena de televisión francesa, se pidió a Eugène Canseliet, alquimista y discípulo de Fulcanelli, que respondiera a la siguiente pregunta:
“Sur un plan pratique qu'est-ce que l'alchimie peut apporter au monde moderne?"
("En un plano práctico, ¿qué puede aportar la alquimia al mundo moderno?")
Tras un milisegundo respondió:
“Elle apportera au monde moderne...l'équiliiibre, qui lui manque.”
("Aportará al mundo moderno... el equilibrio, le falta")
Más de medio siglo después, la Naturaleza escapó del control del ser humano de una manera que no esperábamos y comenzó por sí sola un proceso que al parecer pospusimos durante demasiado tiempo.
Esta es una conversación, un trabajo en curso, y deseamos iniciar la exposición de sus principios básicos para promover el pensamiento activo y la acción. Esta investigación se inició hace más de un año, y las actuales circunstancias del mundo parecen legitimarla.
- Entonces, ¿sobre qué piedra angular podemos construir la manera de vivir juntos a la que aspiramos?
- Queremos aportar a este debate la idea de que debemos recuperar la conciencia sobre cómo la interacción de la naturaleza del hombre y la naturaleza de la naturaleza crea, transforma y consolida el entorno construido. Si seguimos viendo el fenómeno urbano como un hecho dualista, una separación entre una realidad artificial y otra natural, nunca estaremos en condiciones de entender realmente esa relación.
- Vale, eso es genial, suena bien, muy "utópico", pero... ¿cómo podemos recuperar y poner en práctica ese conocimiento?
- ¿Me preguntas qué método podemos utilizar? Sugiero utilizar el proceso espagírico aplicado al desarrollo del entorno construido.
- Ah, espagiria, ¿es una palabra atribuida a Paracelso?
- Sí, tiene dos raíces griegas: σπάω spao "separar" y ἀγείρω ageiro "reunir".
- ¿Y cómo funciona?
- Debes, primero, separar los Tres Principios, luego purificar cada uno de ellos y, finalmente, podrás recombinarlos todos en una nueva y mejorada unidad.
- ¿Y cuáles son los tres Principios del entorno urbano?
- Cada ciudad tiene su propio carácter, su personalidad, su "genius loci", su tradición... una esencia única del lugar, que es su Azufre.
Todo el movimiento, la actividad, la vida y el intercambio informativo y comercial de la ciudad es su Mercurio.
Y su parte cristalizada y cuantificable (la realidad construida que se puede ver y pisar) es su Sal.
Así que, en este punto, te pediré que pienses en cómo esos Tres Principios están presentes en tu entorno de vida actual y cómo pueden ser purificados hasta su esencia.
- Entorno de vida, ese es el otro punto. Entiendo que los minerales, en su entorno natural, están vivos de forma diferente pero similar a los animales y plantas, diferentes tiempos de evolución, forma de conciencia y capacidades.
- Sí, así es.
- Y si pensamos de qué está construida la ciudad, o con qué, entenderemos que es materia mineral en su mayoría, procesada o no. Cuando tomas, digamos, un mineral de hematita vivo y lo fundes en hierro y luego combinas ese hierro con carbono obtienes acero. En este punto tienes que darte cuenta de que el mismo acero que utilizarás para construir el armazón de tu casa se ha vuelto inerte y estéril debido a la transformación industrial, ha perdido su estado vegetativo natural.
-Exactamente.
- Ciudades inertes, estériles... ¿Qué tiene que ver esto con una pandemia de virus?
- Dímelo tú.
Tal vez nuestra acción sobre la naturaleza no sea tan duradera como creíamos. Es una prueba de que hay dos fuerzas activas en juego.
1_Después de unas pocas semanas de confinamiento, la vida silvestre comenzó a aparecer en nuestras calles y costas marítimas.
2_Después de sólo unas primeras semanas de encierro, los niveles de contaminación del aire bajaron en un gran número de entornos urbanos.
3_Se demostró que muchas personas pueden trabajar desde sus casas o desde cualquier lugar donde tengan una conexión a Internet. Esto también es aplicable a la educación y a la interacción social.
¿Qué cambió para promover esa reacción natural? ¿Un uso inusual del entorno construido? ¿Un cambio en la forma de llevar a cabo nuestras actividades diarias? ¿O fue la forma de los edificios y las calles?
Entonces, no es la idea de la ciudad PER SE el problema. Parece que la forma en que usamos la ciudad y, dónde y cómo nos movemos por ella, tiene mucho que ver con el problema.
Nos encantan las ciudades y creemos que son una forma natural de organización y desarrollo humano. Pero debemos encontrar y potenciar la presencia de la naturaleza en el entorno construido, más allá de los parques aislados, los jardines, los árboles en las aceras, etc. Debemos alcanzar un nuevo paradigma de integración. Ahora piense en cómo está presente la naturaleza en tu entorno construido. Quizá intentes recordar los parques y árboles de tu ciudad, quizá pienses en algunos pájaros, mascotas o insectos. Piensa en la temperatura y la humedad del aire, en su presión. La gravedad, el cielo, la lluvia, las nubes. ¿Puedes ver al sol irradiando su energía, la misma que luego se transforma en vegetación, animales, minerales, personas y edificios? Piensa en la energía que tiene cada átomo de un muro de hormigón en su interior. ¿Es una energía estática, o se mueve de forma vertiginosa? ¿Es ese muro de hormigón vibrante y etéreo a escala microscópica?
Es posible encontrar un nuevo equilibrio entre la naturaleza y los espacios construidos. Ahora piensa en todas las formas en que podemos reutilizar toda la energía que está bloqueando ese equilibrio si fuéramos capaces de desbloquearlo.
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