Es sabido que algunos alquimistas tienen dificultades para
encontrar cinabrio natural para sus experimentos alquímicos y espagíricos.
No es fácil encontrar un cinabrio puro que nos garantice un mínimo de efectividad y el mejor que conocemos se importa de China como cristales
magníficos pero, también, muy caros. Por lo tanto, tendremos que conformarnos con el de Almaden (España) y de otros lugares.
El mejor que conseguimos tenía más del 50 por ciento de sílice.
Pero para fines experimentales se puede obtener fácilmente un excelente cinabrio artificial por dos vías diferentes:
la vía seca y la vía húmeda.
Sobre una estufa de gas y dentro de una olla de barro refractario o de arenisca, verter 2 onzas de azufre molido. En cuanto esté en fusión,
verter 7 onzas de azogue o mercurio comercial lo más puro posible, y pasado por la gamuza. Al exprimirlo, éste saldrá en forma de lluvia.
Mezclar constantemente el azufre fundido hasta que el mercurio esté bien incorporado.
Dejar enfriar la materia, la cual tendrá un color negro y poner a sublimar su polvo bruto en una olla de barro refractario o de piedra arenisca,
la cual es un aludel que tiene un pequeño orificio de ventilación en la parte superior.
Colocar el aludel sobre una estufa de gas para calentarlo hasta que la parte inferior del aludel esté al rojo vivo.
El cinabrio se sublimará poco a poco en el calor del aludel, en hermosos cristales rojos como agujas. Despréndalo de la tapa del aludel y
guárdelo en un frasco de vidrio de boca grande al abrigo de la luz. Es un cinabrio artificial y no es una materia viva porque ya "sintió"
el fuego común. Pero para fines de experimentación será muy útil.
Tenga cuidado de no respirar los gases que emanan
del orificio de ventilación del aludel porque son extremadamente tóxicos.
En un mortero de vidrio Pyrex, verter 70g de mercurio nativo (preferentemente el mercurio que proviene de las minas de cinabrio) y 30g de azufre nativo.
Moler la composición lentamente durante el tiempo que sea necesario para que el mercurio se absorba completamente en el azufre.
La mezcla, después de ser bien molida y amasada, será de color negro y es conocida en la espagiria por " Etíope Mineral ".
Químicamente es un sulfuro de mercurio artificial.
Verter la mezcla en un buen matraz de vidrio Pyrex de 500 ml con un tapón de goma y, encima, verter una solución de 30 g de potasa cáustica (hidróxido de potasio)
hecha con agua de lluvia o delicuescencia nocturna. Cierre bien el matraz y colóquelo en un horno eléctrico pequeño o en una estufa de gas en baño de arena a una
temperatura que no supere los 60°C.
Dejar reposar unas horas y el Etíope comenzará a teñirse de rojo a partir de la parte inferior del matraz, y así sucesivamente hasta que el tinte haya teñido por completo toda la materia.
Cuando la composición esté toda roja, saque el matraz del horno, déjelo enfriar y vierta agua de lluvia en su interior.
Mover bien con una varilla de vidrio y verter todo en un matraz de vidrio de boca grande de 1 litro.
Verter más agua en el matraz para lavar el cinabrio de cualquier salinidad. Por decantación, vierte con cuidado toda el agua.
El cinabrio, al ser muy pesado, se quedará en el fondo del matraz.
Séquelo a una temperatura moderada que no supere los 60°C y estará listo para ser utilizado.
El cinabrio, si fue preparado con materias naturales como el "mercurio fluido", el azufre nativo y la sal para unirlo en las proporciones Naturales, entonces podrá ser utilizado para trabajos alquímicos.
Cuando la preparación del cinabrio artificial se realiza por vía húmeda, se forma un líquido rojo el cual es la sal que ha sido transformada al disolver
el exceso de azufre. Tendrá un olor nauseabundo a gas sulfhídrico y es muy tóxico, pero también es un medicamento que sólo se tomará en dosis
homeopáticas y siempre bajo la supervisión de un médico de la especialidad que se requiere.
Hicimos esta preparación varias veces pero sin enteder por qué la razón no conseguíamos que el Etíope fuera completamente rojo, lo cual podría ser, por dar una explicación técnica, debido a que las proporciones de la sal no eran las correctas, o a que la temperatura era inadecuada.
Este era el antiguo bermellón utilizado por los pintores de antaño en la pintura al óleo, pero tiene el inconveniente de ser muy sensible a la luz y se volverá negro u oscuro al igual que ocurre con el cinabrio nativo.
Rubellus Petrinus