Extracción de la sal de las plantas

Tome 5 kg o más de romero (Rosmarinus Officinalis) o cualquier otra planta que desee y séquela al sol. Una vez seca, incinérala sobre una plancha de hierro.

Recoge las cenizas y colócalas en una olla grande de hierro sobre una estufa de gas.

Quémalas a fuego muy fuerte durante unas horas, removiendo con una cuchara de acero inoxidable, para que queden bien calcinadas y de color gris claro.

Vierte 750 ml de agua de la lluvia en un matraz de boca ancha de 1 litro y vierte en él las cenizas calientes en porciones sucesivas.

Es necesario que el agua esté más de un puñado por encima de las cenizas. Si ves que el agua no es suficiente para lixiviar bien todas las cenizas, añade más hasta que lo consigas. Si una jarra no es suficiente, divide las cenizas entre dos o tres. Revuélvelo bien con una varilla de vidrio y déjalo reposar unas horas.

Si las cenizas se han calcinado como exige el Arte, el agua de lixiviación será clara y transparente, de lo contrario será de color té.

En otro frasco similar coloque un embudo de plástico o vidrio con un tapón de algodón. Por decantación, vierte el agua de lixiviación en el embudo y, cuando haya escurrido toda, vierte también las cenizas con una cuchara de acero inoxidable. Cuando haya escurrido todo el líquido, vierta un poco de agua de lluvia sobre las cenizas para extraer la sal que pueda quedar.

Vierte el líquido en una cápsula grande de porcelana y ponga la en un baño de arena que este en una estufa eléctrica o de gas. Cuando el líquido se evapore la sal empezara a coagularse (cristalización),ya que avanze la evaporación se creará una capa sobre la superficie del líquido espesante, que impedirá que el agua se evapore.

Por lo tanto, cuando la solución llegue a este punto, se recomienda mezclar bien con una varilla de vidrio, para deshacer la capa superficie de la sal.

Después de que toda el agua se haya evaporado la sal coagulada debe quedar blanca como la nieve. Si no se vuelve blanca, tendrás que volver a calentarla en un plato hondo o cacerola de acero inoxidable, a fuego muy fuerte y volver a disolverla en agua de lluvia como antes. El secreto para extraer sal blanca la primera vez es calcinar las cenizas. No tengas prisa en hacer esta operación, porque si se hace bien te ahorrará mucho trabajo.

Conocemos personalmente a un artista cuya presunción y arrogancia anulan la humildad que caracteriza a los verdaderos alquimistas, pues en una ocasión tuvimos ocasión de mostrarle una sal vegetal blanca como la nieve y coagulada según el Arte. Cuando le dijimos que había sido extraída de la primera calcinación, no lo creyó, porque él, a pesar de su proclamado conocimiento del Arte, nunca había conseguido hacerlo en la primera cristalización.

Cuando le explicamos el modus operandi, ¡nos dijo que estábamos quemando el azufre de la sal! Sin comentarios, porque esta respuesta demuestra una crasa ignorancia del arte espagírico.

Esta sal fija es básicamente un carbonato de potasio, pero también contiene, en pequeñas cantidades, sales de otros compuestos minerales disueltos en plantas y probablemente algunos oligoelementos.

Esta sal fija será necesaria, junto con el azufre de la planta o aceite esencial, en la preparación del Primer Ser de la misma planta.

Si sólo se desea obtener carbonato de potasio o sal de tártaro, como se conocía antiguamente, conviene quemar una gran cantidad de vid, acacia, helechos o robles, que son ricos en sales de potasio..

Siguiendo el procedimiento anterior, podrá extraer una hermosa sal de tártaro canónico muy puro del tártaro crudo, que comúnmente se deja como residuo en los barriles de vino.

La sal de tártaro que ha sido bien calcinada es altamente delicuescente (es decir, absorberá fácilmente la humedad del aire). Una vez que ha absorbido un poco de agua, su naturaleza se altera, así que asegúrese de almacenar la sal en un recipiente de vidrio de boca ancha, bien cerrado, para evitar que absorba la humedad del aire y se altere.

Rubellus Petrinus

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