He aquí uno de los grandes arcanos de la espagiria alquímica que muy pocos artistas conocen, buscado por muchos y que, ahora, para ayudarte, ponemos a tu alcance.
Van Helmont, un gran espagirista convertido a la alquimia, se refiere a esta sal, también conocida como álcali volátil, como la base de la preparación del Alkaest.
La sal volátil de orina es básicamente un carbonato de amonio. Parecería poco razonable e incluso repugnante, a finales del siglo XX, extraer esta sal de la orina cuando se puede comprar fácilmente en una tienda de productos químicos.
Como ya hemos dicho y no nos cansamos de repetir, las sales utilizadas en alquimia, para ser canónicas, deben ser, en la medida de lo posible, de origen natural, tal y como las utilizaban nuestros Maestros, porque hoy en día, gran parte de los productos químicos del mercado se obtienen por síntesis, y no tienen, desde el punto de vista alquímico, las mismas características de las sales naturales.
Ahí tienen hermanos, la razón por la que algunos ignorantes denigran estúpidamente nuestro Arte.
De la orina se extraen básicamente dos sales, de las que los alquimistas hicieron amplio uso: la sal volátil o carbonato amónico y la sal fija o cloruro amónico. El cloruro también puede extraerse de la sal volátil.
Para preparar la sal volátil se necesitan más de 60 litros de orina de animales rumiantes o de seres humanos
Para muchos sería imposible extraer la flema de la orina putrefacta y sublimar los residuos, ya que es un trabajo tedioso debido al olor pestilente que exhala la excreción líquida putrefacta. Os enseñaremos, pues, un método mixto, como el de la nitro, por revivificación..
Adquiere 1 kg de sulfato de amonio grueso como el que se utiliza para preparar la sal amoniacal, y que sirve de abono en la agricultura. Disuelvelo en un litro de agua calentada a 40ºC, en un recipiente de acero inoxidable o vidrio.
Disuelve, de la misma manera, en un litro de agua y en otro recipiente similar, 1 kg de carbonato de sodio comercial o, mejor aún, sal tártara canónica (carbonato potásico) extraída de la vid, del roble o del tártaro de vino.
Vierta la solución de carbonato en la cucúrbita de un alambique de 6 litros, el mismo que se utiliza para la destilación del espíritu del vino.
Vierta lentamente en la solución de carbonato toda la solución de sulfato de amonio. Aparentemente no notará ninguna reacción química, pero se produce una doble descomposición que da como resultado el carbonato de amonio.
Colocar el capitel y el rematero y destilar a una temperatura no superior a 80º C en un horno eléctrico adecuado.
Destilará en el rematero, un líquido espeso y transparente como aceite de tártaro, que huele muy parecido al amoníaco y que le hará llegar a las lágrimas si lo inhala. Se trata de carbonato amónico hidratado. Destila sólo 1 litro de este aceite.
Un poco de sal volátil adherirá al interior del capitel, así que cuando hayas terminado de destilar 1 litro, retira el capitel de la cucúrbita y, del interior, la sal volátil que añadirás al destilado.
Con cuidado, añade 5 litros de orina en una jarra de plástico de 5 litros y tápala bien para que no desprenda mal olor. Deje que se pudra bien y notará el color oscuro que adquiere y el olor nauseabundo que desprende al abrir la botella.
Vierte 4 litros de esta orina en otra jarra de plástico y añade 1 litro de tu aceite destilado. Deja que todo se pudra durante 10 días o más.
Haz que un maestro vidriero prepare un aludel especial para la sublimación. Este aludel se hará a partir de un matraz Erlenmeyer de 3 litros, cortado en todo su contorno 2 cm por arriba de la base. La parte superior del vaso se cerrará en forma de cono con un respiradero capilar en la parte superior.
En el centro de la base se colocará un esmerilado macho IN45 que
se conentará en la unión hembra IN45, como se puede observar en la respectiva
imagen.
El cono debe encajar perfectamente en la parte superior de esta base.
Para cerrar herméticamente el aludel, se debe colocar un anillo de goma alrededor de toda la circunferencia del
cono de vidrio. Este cono se fijará de forma segura a la base mediante dos gomas cruzadas.
En el mismo alambique de 6 litros, vierta los 5 litros de la mezcla en la cucúrbita, aplique la extensión de 40 cm que ya conoce, con un macho IN70 en un extremo y una hembra IN45 en el otro, como el que se utiliza para rectificar el espíritu de vino. Coloca el aludel de sublimación al que ya nos hemos referido, teniendo cuidado de aplicar silicona en todas las uniones.
Calentar lentamente hasta alcanzar los 60ºC, y dejarlo así durante 3 días. La sal volátil de orina comenzará a sublimarse en el frasco campana y adornará por completo su pared interior.
Si pasadas unas horas no notas la sublimación de la sal, entonces sube un poco más la temperatura, hasta que empiece a aparecer la sublimación.
Cuando veas que la capa de sal en el interior del aludel no aumenta de grosor, detente y apaga el horno.
Desmonte el aludel y retire la sal cristalizada en capas con la punta de un cuchillo de acero inoxidable, con mucho cuidado para no romper el cono de vidrio. La sal emana un olor muy fuerte a amoníaco. No respire el gas que emana de la sal, porque sentirá los mismos síntomas desagradables que el olor a amoníaco. Guárdela en un frasco de vidrio de boca ancha, bien cerrado y alejado de la luz.
He aquí la sal volátil que corresponde a más de 100 litros de orina canónica, porque ha sido fermentada en el medio del que procede. La prueba es que la sal sigue emanando un ligero olor a orina.
Si es necesario, puedes purificarla disolviéndola en agua de lluvia destilada o en rocío destilado y, por el mismo proceso, sublimándola de nuevo hasta que quede pura y blanca como el hielo.
Aludel:
Rubellus Petrinus