El rocío - Parte II

A propósito de la recogida del rocío y debido a que se han suscitado algunas dudas sobre el proceso que se describe, releemos nuevamente el libro L'Alchimie et son Livre Muet (Mutus Liber), Réimpression premiere et integrale de La edition originale de La Rochelle, 1677, Introdution et comentaires par Eugene Canseliet F.C.H. disciple de Fulcanelli, a Paris, chez Jean-Jacques Pauvert.

Los comentarios hechos por Canseliet en este libro, no sólo confirman lo que hemos descrito sino también lo que sospechábamos cuando vimos estas ilustraciones por primera vez.

El texto que transcribimos es una segunda traducción, la primera del francés al portugués y la segunda del portugués al español. Por ello, pido disculpas por cualquier imprecisión.

P. 87 - " ¡Pues bien! Sí, el cordero y el toro de la imagen que estamos observando en este momento, corresponden a los dos signos zodiacales, es decir, a los mesos vernales durante los cuales la operación, que tiene por objeto recoger la flor del cielo, se realiza exactamente tal como se define en este lugar."

"Se trata sin disimulo de la manera más simple que primeramente utilizamos ya hace no menos de medio siglo, salvo por la diferencia relativa a la colocación del lino blanco sobre las estacas. Sistema que se puede explicar en el pasaje de Altus, la sequedad de la tierra, y en segundo lugar por un médico Inglés en relación con toda la sustancia colocada en el suelo "adquirirá más rocío en una noche muy tranquila, que una sustancia similar colocado en la hierba (1) Essays about the dew, Well (William-Charles). Essais sur la Rosee, traduit par Aug. J. Tordeux, Maitre en Pharmacie, Paris, 1817, p.24.

"Después hace mucho tiempo trabajábamos de otra manera, al arrastrar, preferentemente sobre los cereales verdes, sobre los tréboles, las alfalfas y los pirimpigallos, una tela de lino, cuidadosamente lavada varias veces con agua de lluvia.

Importante es que no se disuelva cualquier sal de lavado o del blanqueado, por poca que sea, en el generoso licor que absorberá el lino. Del mismo modo, deberá temerse que el vegetal portados no haya sido espolvoreado o rociado, lamentablemente, com ningún tipo de abono."

P.88 "La práctica es sencilla y consiste en retorcer el paño una vez que está empapado hasta su punto de saturación con el fin de exprimir y recoger el rocío tal y como hacen el hombre y la mujer que aparecen rezando en la segunda ilustración."

P.103 "El lector serio y atento no se sorprenderá si le decimos que nuestra ilustración no está en su sitio y que la cuarta ilustración debería haber precedido a ésta. Es fácil comprender que esta segunda parte de la preparación preliminar de la obra se sitúe después de la recogida inicial, la ilustración número cuatro.

El precioso líquido es sometido ahora a la acción del fluido universal, en amplias placas circulares donde parece esconder un lodo denso y negro. Estas dos fracciones de la fase preliminar de la Gran Obra deben ser siempre realizadas en la estación designada por los dos animales en las figuras".

P.104 "De esta agua celeste, más exactamente de la sal preciosa que retiene en solución, el metaloide adquiere su grande y nueva virtud".

Canseliet no menciona que el rocío recolectado deberá recogerse al amanecer, antes de la salida del sol. Sin embargo, dice que las ilustraciones no están colocadas en el orden de los trabajos y que a la cuarta ilustración debe seguirle la novena y, como hemos dicho, después de recoger el rocío, éste debe exponerse a la radiación lunar.

El proceso adecuado para la cuarta ilustración (véase más abajo) consiste en recoger el rocío en sábanas de algodón blanco colocadas sobre estacas por los motivos mensionados por Wells.



Sin embargo, Canseliet, describe la recogida del rocío tal como lo hacíamos sobre los cereales verdes o la hierba con una toalla de lino.

Y tal como afirmamos, Canseliet utilizó la sal extraída del rocío sin especificar si fue en la segunda obra de la vía seca o en las Águilas. Siempre afirmamos que Canseliet seguía la vía seca tal y como la describe en su libro Alchimie Expliquee Sus Ses Texts Clasiques.

Hay quien dice que la vía espagírica practicada por Barbault sería la descrita en el Mutus Liber. En nuestra opinión, la obra espagírica de Barbault no se ajusta en nada a la obra descrita en el Mutus Liber. La vía descrita en este último no se realiza exclusivamente con el rocío como se puede observar en la séptima ilustración (ver más abajo) y parece, según lo que pensamos, y de acuerdo con lo que leímos, que su autor (Altus) no habría llegado hasta el final.



Con la llegada de la primavera, el tiempo nos es propicio para recoger el rocío. Esta vez hemos decidido recogerlo igual que en la cuarta ilustración del Mutus Liber, con sábanas de algodón blanco extendidas y sujetas a una estaca de madera, clavada en el suelo.

En la tarde del 1 de abril, a las 19.00 h, colocamos seis estacas de madera de 50 cm en el suelo del jardín, en un lugar abierto y sin árboles, a solo 25 cm del suelo. Las dos sábanas medían 1,40 x 2,50 m y estaban sujetas con un trozo de cuerda en cada punta de las estacas, como se puede observar en la imagen.



Se acercaba la noche, tranquila, sin viento ni nubes, y la Luna ya estaba en los primeros días del último cuarto, pero brillaba en el horizonte nocturno bajo el cielo estrellado. Era una noche ideal para la recogida del rocío.

Hacia la mitad de la noche, fuimos a comprobar el "material". Las mantas estaban ligeramente mojadas y dobladas, y tuvimos que volver a estirarlas. Y, por precaución, colocamos unos cartones debajo de las sábanas para evitar que entraran en contacto con el suelo y se ensuciaran.

También nos tomamos el tiempo de limpiar, con un paño de franela, el techo y los cristales del automóvil que ya tenían algo de condensación.

Nos levantamos temprano a las 05.30 AM (mi mujer y yo) y fuimos a recoger las sábanas, soltándolas de las estacas, apenas con la ayuda de la débil luz de la iluminación pública. Llevamos las sábanas al interior de la casa y con una débil luz las doblamos en cuatro partes e intentamos exprimirlas en una palangana de hierro esmaltado.

No dejamos ni una gota de rocío, aunque las sábanas seguían húmedas. Después, desplegamos las sábanas y volvimos a doblarlas, pero esta vez a lo largo. Las exprimimos en pequeñas porciones a la vez, retorciendo cada una de ellas en sentido inverso. Sentimos entonces escurrir algo de rocío en la palangana. Continuamos hasta que no hubo más rocío que escurriese y entonces comenzamos de nuevo lo mismo con la otra sábana.

Vertimos el rocío recogido en la cuenca en una botellita de cristal oscuro de 300 ml previamente lavada con agua de manantial. Colocamos la botella dentro de una bolsa de plástico negra.

Por curiosidad, limpiamos el techo del coche y los cristales con el mismo paño de franela aún húmedo. Lo exprimimos en la palangana y vertimos el rocío en otra botella de cristal de 300 ml que también colocamos dentro de la misma bolsa de plástico negra.

Ya en casa nos dimos cuenta de que el rocío recogido con las sábanas estaba turbio. El que recogimos en el techo y en los cristales del automóvil estaba sucio de polvo.

Quedamos completamente decepcionados con el sistema porque el rocío recogido en las sábanas no superaba los 200 ml. Las sábanas seguían mojadas, pero no era posible recoger nada más. Para empapar las sábanas, sería necesario que hubiera más de 1 litro de agua para que la cantidad total de líquido que se recogiera fuera de al menos 1,5 litros, de los cuales únicamente pudimos recoger 200 ml. El rocío recogido en el automóvil fue aproximadamente la misma cantidad.

Quizás lo turbio del rocío se deba a que las sábanas no se habían lavado previamente con agua de manantial porque queríamos hacer la experiencia con sábanas secas.

En estas condiciones y con tan poca cantidad de rocío turbio, no pudimos evaporarlo para ver si obteníamos algo de sal. Degustamos el rocío cosechado y comprobamos que era un líquido insípido e inodoro.

Para la próxima vez, es decir, durante el 4º cuarto de luna llena, haremos un nuevo experimento, pero previamente, lavaremos las sábanas con agua de lluvia de primavera para ver si recogemos una mayor cantidad y comprobar si estará límpida e intentaremos extraer algo de sal por evaporación lenta.

Conclusión: La imagen nº 4 de Mutus Liber es, como mínimo, falaz y nos da la impresión de que quien la dibujó nunca recogió el rocío mediante ese proceso: Quien verifique la referida plancha # 4, tendrá la impresión de que recogerá litros de rocío, según se puede observar viendo como se escurre el líquido de la sábana que la pareja está retorciendo.

Ya veremos qué nos sucede la próxima vez. Esperamos, pues, que algunos de vosotros hagáis el mismo experimento y compartáis con nosotros los resultados obtenidos.

Siempre en referencia al rocío, veamos los comentarios que Eugène Canseliet hace en la Quinta Llave de Basilio Valentino, en Les Douze Clefs de la Philosophie, Les Editions de Minuit, p 140 and 141:

"El espíritu universal desciende de los espacios celestiales en primavera y retorna en otoño.

Este movimiento circular de descenso y ascenso determina un ciclo anual y periódico en el que el espíritu ejerce el papel de mediador entre el cielo y la tierra.

Es más abundante en el tiempo de germinación que a principios del verano y manifiesta su actividad por la noche más que en el día.

La radiación solar lo disipa, el calor lo volatiliza, las nubes lo interceptan, el viento lo dispersa e impide que se fije, pero por el contrario, la radiación lunar le favorece y lo exalta.

En la superficie de la tierra, éste se une al agua pura del rocío, la cual sirve de vehículo al reino vegetal y forma con ella una sal dotada de una acidez particular.

Mediante la destilación o evaporación lenta al resguardo de la luz, se pueden recoger minúsculos cristales verdes muy refringentes y que tienen una cierta analogía cualitativa con el nitro ordinario.

Lo sabe muy bien, por tanto, el Cosmopolita, cuando impone en su tratado el nombre de "salpetre" filosófico con el doble sentido de nitro y de sal de piedra (Salpetrae).

La incorporación del espíritu, es decir, la infiltración a través de la trama más o menos blanda de los minerales, no implica la necesidad de una disolución previa ni de su acarreo mediante un vehículo acuoso. Al contrario, es directamente, tal como nos llega de los espacios celestiales - bajo una forma de vibración oscura o de energía invisible - que puede aliarse a los metales mineralizados.

Esto demuestra el error de ciertos alquimistas ya que no han comprendido su acción y modo. Ellos entregan el rocío de mayo - extraído la mayoría de las veces del nostoc - a metales fraccionados, precipitados o reducidos a polvo impalpable.

El fluido universal, a pesar de tu gran sutileza sabe cómo penetrar los cuerpos metálicos, principalmente porque ya se ha corporizado en el rocío. Ahora bien, debido a su densidad, la inercia de los metales reducidos para la industria humana, constituye aún más obstáculos para su introducción.

Si se quiere conseguir su animación, es indispensable mantenerlos perfectamente fundidos, tal como indica esta imagen de la quinta llave, el personaje con la cara en llamas y manejando un fuelle."

Rubellus Petrinus

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